jueves, 30 de septiembre de 2010

Odisea en Breve


No pudimos ver la sangre del animal fluir mientras lentamente la muerte se cristaliza en sus ojos. decidimos embriagarnos donde el horizonte se hiere con agujas que surgen de la tierra y sangran alcohol. no pudimos siquiera llegar ahi y como a moises la tierra prometida quedo prohibida por Dios. Pero aun el camino seguia y bajo la promesa de manantiales en volcanes mantuvimos la esperanza de glorificar el dia mientras los tristes fieles de santa cecilia destruian sus dedos y sus corazones con alambres de acero y nosotros cantabamos. junto con la tarde, la sabiduria que el tiempo le regalo al hombre de ciclos dobles nos predijo que debiamos dar la espalda a nuestro camino y regresar si deseabamos encontrar el lugar donde el agua sustituye el fuego, pero tambien nos dijo que si estabamos dispuestos a continuar encontrariamos el lugar donde terminan todos los caminos y el hombre se convierte en navegante. el camino nos llevo, sin que tuvieramos idea de a donde ibamos, nuestras decisiones eran obsoletas ya que el camino tenia ya un destino para nosotros. finalmente pudimos descansar, el horizonte ahora negro nos regalo una briza de sal y arena mojada, mientras a lo lejos las luces de lo que alguna vez fue un castigo nos saludaba a lo lejos con breves destellos ahora libres. pero las horas decidieron fugarse y el aire se convirtio en agujas que dejaban marcas en la piel, y las claves para volver se ocultaron y nos vimos, por un momento, perdidos un paraiso que nos rechazaba y nos obligaba a huir y a la vez nos lo impedia. hasta que una puerta se nos abrio y vimos la oportunidad de salir del lugar al que tanto quisimos entrar. la fuga nos dio tranquilidad pero aun cargabamos con el castigo que el paraiso dejo en nuestra piel. los iluminados de euterpe volvieron a hacernos cantar sus nostalgias al viento, ahora con un destino conocido.