jueves, 15 de octubre de 2009

Pensamientos sobre mi Madre

Mi madre murió, dejo un mundo enfermo, abatido por el caos y carcomido por el odio. Las calles de su ciudad están convertidas en arroyos de sangre y la gente vive en el temor. Su infancia fue atacada por la enfermedad y una familia inestable, su matrimonio fracaso y sus últimos días los vivió con dificultades para subsistir.

Aun así, ella nos amó a todos hasta el último día en esta tierra.

Tenía la historia de mi vida guardada en sus cajones, desde la pulsera que me pusieron de recién nacido en el hospital hasta la invitación de mi última exposición. Las cuentas de los doctores, mis primeros dibujos, poemas de la secundaria que yo había tirado a la basura, fotos, mis calificaciones de la escuela, reportes y cartas de los maestros. En fin, todo lo necesario para hacer mi biografía completa. Pero no solo eso, recuerdo que le comente que un amigo juntaba los aros de las latas de refresco y cerveza para juntar para una silla de ruedas, mi madre, sin conocerlo, le guardo todas las que pudo y aun siguen apareciendo montoncitos de esas piezas de aluminio. A la chica que me rompió el corazón le mando pomaditas que ella vendía, aun sabiendo que yo estaba totalmente decepcionado de la chica y me insistió en perdonarla y dejarla ser “siempre se buen hombre y buen amigo de la mujer, pase lo que pase” y aunque no siempre se puede, el mensaje de mi madre era de amor y respeto.

Perdono a sus hermanos y todas las personas que alguna vez le hicieron daño “no son malos, simplemente tienen otras cosas en mente”. Recordaba los cumpleaños de todo mundo, pocas veces hablaba mal y alguien y si lo hacia era porque estaba segura de lo que estaba pasando.

En los cajones de su recamara no solo estaba mi historia y la de mis hermanas. Estaba la de ella. Guardaba todo, incluso las notas de la farmacia donde compraba sus medicinas, cartas, recibos, facturas, tarjetas postales y de felicitaciones, fotos tamaño credencial de casi todas sus épocas, su credencial del colegio, llaveros y ceniceros de cuando trabajo en la chevrolet, agendas sin usar, cosmetiqueras , cepillos de su juventud, etc. Todo en perfecto estado, como si fuera nuevo.

Como amante de la cocina, encontramos cajas y cajas de recetas, algunas recortadas de revistas y periódicos, otras escritas a mano algunas desde principios de los 70’s.

Todo lo que le trajera alguna memoria era cuidadosamente guardado, nos es sorprendente encontrar los vasos donde tomábamos leche de chiquitos, los manteles de plástico, cucharones, utensilios guardados y como nuevos que cuando estuvimos revisando no podíamos evitar decir entre nosotros “¿te acuerdas de esta?”.

En su horno había galletas aun por hornear y sobre la mesa estaba la harina y los ingredientes necesarios para hacer pan.

Tiene una colección de tazas impresionante y son tazas desde los 60’s hasta la ultima que le compre hace pocos días.

Un día le pedí una bufanda negra o gris y en sus cajones encontramos dos bufandas, una negra y una gris con negro. Pero no solo había regalos para mí, había para mis hermanas, para su mamá y para algunos de sus hermanos. Estaban los regalos que algunas personas por tener un criterio muy pequeño le devolvieron. Había muchas manualidades por terminar, todas eran regalos para su familia, que aunque pocos lo apreciaron, los hacia con mucho amor, ya que estaban hechos pensados en la persona que los iba a recibir, nunca los hacia iguales, todo era personalizado.

Vivió en muchas casas, porque por su situación económica no podía establecerse y recuerdo que cuando íbamos a ver la nueva casa a la que se iba a mudar sentíamos un poco de tristeza de ver a donde se estaba metiendo. Pero todas las dejo mejor de lo que las recibió, todas las hizo bellas, hasta la más fea de todas. Había detalles de todos y cada uno de sus seres queridos. Eran lugares donde las visitas no se querían ir, se sentían cómodos y aparte tenia muy buen gusto para la decoración. Esas casas eran un homenaje continuo a lo que ella amaba y añoraba y todas ellas eran un hogar para sus hijos y sus nietas.

Mi madre cometió un solo error en su vida y fue pensar en todos menos en ella y tristemente pocos pensamos en ella, se entrego a sus hijos y dio su vida por nosotros, me enseño a ser un buen hombre y a amar y perdonar a todos, uno de los mensajes que le dijo a mi hermana fue “todo hazlo con amor, hasta la mas mínima acción”.

Hubiera sido una gran pintora, hizo cuadros en momentos, con residuos de oleo, inventados, copiados y se esmeraba muchísimo en el detalle, nunca he podido pintar una flor mejor que la ella pinto. Quedo un cuadro a medias, uno al que yo le ayude con el boceto y que ella iba a pintar, lo tenia vendido pero no trabajo en el desde el ultimo día en que le ayude.

Mi madre fue amor y su herencia es amor, estoy orgulloso de tener una madre como ella y de ser hijo de una mujer tan excepcional y que supo mejor que nadie como permanecer viva entre nosotros, dejando tanta bondad y tanto cariño a su alrededor.

Te extraño mamá y te quiero muchísimo.


(no hay una secuencia en este escrito, poco a poco lo ire puliendo, mejorando y detallando. es basicamente un "boceto")